29 octubre 2010

Alcohol y cine....mala combinación

Yo no sé si alguna vez os he hablado de mi amiga Ana. Ella es una de las personas más especiales que he conocido nunca porque es la única persona que se mete de lleno en las películas y no es una manera de hablar, pase lo que pase en la película cree que la están intentando decir algo...a ella, a su persona...sea de donde sea el director, el género, los protagonistas, la historia...¡¡¡da lo mismo...se lo dicen a ella!!!

Quedamos en mi casa para ver la película de Karate Kid, entretenida y con más sudor que una clase de spining en el gimnasio en el mes de agosto y sin aire acondicionado, no veas la de ejercicio que hace el dichoso niño, que cansa a Superman...

La cosa está en que para amenizar la película y como estabamos en lugar conocido, nos tomamos unas cuantas cervezas y aqui empezó la historia...¡¡¡madre mía, en que hora se me ocurrió!!!

En la cuarta cerveza Ana ya estaba más encendida que un gusiluz con sobrecarga y sólo repetía que ella había nacido para el karate. Se subía a la mesa y saltaba imitando la patada de la gruya, que yo más bien identifiqué con la patada del "pato mareado"  o del baile del "palomo cojo".
Cuando se animó más, se dedicó a buscar un rival. Al no encontrarlo en mi, lo encontró en mi gata que a la primera de cambio la soltó un zarpazo que se va a acordar de ella hasta el día de su muerte porque la dejó marcado el brazo desde el codo hasta la muñeca...pero diplomáticamente comentó que era una "herida de guerra".
La combinación karate, cerveza, leona y un pañuelo en la frente que según ella le daba poder tuvo su máximo esplendor cuando intentó dar la patada en "tó" lo alto que se ve en el poster de la película.
Resultado....¡¡¡directas al hospital!!! porque se hizo una rotura de fibras de 5 centímetros que no se la salta ni el mejor de los futbolistas y la distensión de los músculos abductores al caer desde el sofá, hizo un sonido que no voy a olvidar en lo que me queda de vida, si, si, porque ella lo intentó a la manera "fama", es decir, abrir y  dejarse caer como los bailarines y que sea lo que dios quiera...
Claro que lo mejor es la situación ante el médico preguntando que había ocurrido...
Ana medio borracha, sino entera, gritando que el dolor era culpa del señor miyagui y yo intentando dar una explicación de porque llevaba a alguien a urgencias con una herida en el brazo que se estaba infectando, (mi gata y sus uñas), casi sin poder andar de los dolores entre las piernas y no era de parto y con un bote de Heineken en las manos, que era lo único que encontré para que apretase mientras llegábamos...y me decidí....ante el médico...sinceridad....

- Se ha caido mientras jugabamos al baloncesto.....
- Señorita, son las 12:30 de la noche...
- Si, ya... torneo nocturno...

P.D: algún día os contaré que pasó cuando vimos el exorcista....ya me veía como "la guarra de su hija"...en fin.

Besetes y buen fin de semana...
Blogquetera

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