Cuando llegas a la playa, te das cuenta de que las cosas no varían demasiado de un año a otro. Hay cosas que por más que pasen 12 meses…seguirán igual, bueno, casi todas, algunas de las cosas cuelgan más.
La vecina que sigue gritando igual que el año pasado, bueno yo creo que cada año más porque el marido cada año está mas sordo. Los niños que siguen corriendo sin parar por los bordes de la piscina, con el consiguiente resbalón y caída del niño al agua de la manera más extraña y la cara de disgusto de los padres no por el golpe del niño sino por no tener una cámara de video cerca, los corrillos cuando cae la tarde para cotillear sobre los alquilados de la quinta casa de la urbanización, el niño de los vecinos que de repente se ha hecho mayor y ha sufrido la misma transformación que Jacob (el de Crepúsculo) de la primera a la segunda película…
He vivido ese momento camiseta en versión española pero yo no sangraba ni parecía tonta perdida (¿alguien me podrá explicar algún día que le pasa a esa chica?), de echo estoy pensando en seguirlo y cabrearlo para ver si se hace lobito…ayyyssss…y por último mi amiga, la de toda la vida de la casa de al lado, ella tampoco ha cambiado.
Un año más, he llegado y después del “¿Cómo estás?” y el “¿Qué has hecho este año?”, ha venido la misma frase de los últimos 4 años….”he conocido a uno que no veas….tiaaaaaaa”……… y no me digáis nada acerca de que a pesar de estar en la treintena, me siguen llamando “tía”, es algo que me cuesta asumir.
Y es que los amores de verano son lo peor. Es como si las personas que conoces en esa estación del año sólo funcionasen con el Sol y con las vacaciones. Menos mal que yo me enamoro en invierno, es una norma básica de mi vida después de conocer la trayectoria de mi amiga.
Lo normal son 15 días, si tienes suerte te dura las vacaciones y las tres siguientes semanas desde que vuelves a tu lugar de residencia, creo que directamente proporcional a lo que dura el moreno. Las rupturas con estos amores suelen ser muy personales, ya sabéis con "mails" o con un "mensaje de texto", vamos, ¡¡con el sentimiento a flor de piel!!. Yo a mi amiga, la llamo “Sandy” porque sufre el síndrome “G-R-E-A-S-E” ( G-uapo, R-esultón, E-spañol, A-tractivo, S-iempre, E-fímero) y esta es la versión fina, la versión dura, que es la que tengo para cuando acaba el verano no puedo escribirla porque no sé si me dejarían seguir con el blog.
Que no se ofendan los extranjeros pero los busca españoles porque cree que hay más posibilidades de quedarse con él…. inocente.
Todas las películas recrean estos amores como los que marcan tu vida, y algunos son el amor para siempre (un ejemplo muy reciente “La última canción”). A mi el final me da lo mismo, lo de antes no está mal de vez en cuando…así que “Sandy” vivirá sus 20 días de gloria con Danny y el año que viene…ya veremos.
Me apuesto lo que queráis que el final no voy a ver a los dos volando en un coche en mitad de un parque de atracciones.
Aguanbabuluba, bulambam bum….
Besetes
Blogquetera
La vecina que sigue gritando igual que el año pasado, bueno yo creo que cada año más porque el marido cada año está mas sordo. Los niños que siguen corriendo sin parar por los bordes de la piscina, con el consiguiente resbalón y caída del niño al agua de la manera más extraña y la cara de disgusto de los padres no por el golpe del niño sino por no tener una cámara de video cerca, los corrillos cuando cae la tarde para cotillear sobre los alquilados de la quinta casa de la urbanización, el niño de los vecinos que de repente se ha hecho mayor y ha sufrido la misma transformación que Jacob (el de Crepúsculo) de la primera a la segunda película…
He vivido ese momento camiseta en versión española pero yo no sangraba ni parecía tonta perdida (¿alguien me podrá explicar algún día que le pasa a esa chica?), de echo estoy pensando en seguirlo y cabrearlo para ver si se hace lobito…ayyyssss…y por último mi amiga, la de toda la vida de la casa de al lado, ella tampoco ha cambiado.
Un año más, he llegado y después del “¿Cómo estás?” y el “¿Qué has hecho este año?”, ha venido la misma frase de los últimos 4 años….”he conocido a uno que no veas….tiaaaaaaa”……… y no me digáis nada acerca de que a pesar de estar en la treintena, me siguen llamando “tía”, es algo que me cuesta asumir.
Y es que los amores de verano son lo peor. Es como si las personas que conoces en esa estación del año sólo funcionasen con el Sol y con las vacaciones. Menos mal que yo me enamoro en invierno, es una norma básica de mi vida después de conocer la trayectoria de mi amiga.
Lo normal son 15 días, si tienes suerte te dura las vacaciones y las tres siguientes semanas desde que vuelves a tu lugar de residencia, creo que directamente proporcional a lo que dura el moreno. Las rupturas con estos amores suelen ser muy personales, ya sabéis con "mails" o con un "mensaje de texto", vamos, ¡¡con el sentimiento a flor de piel!!. Yo a mi amiga, la llamo “Sandy” porque sufre el síndrome “G-R-E-A-S-E” ( G-uapo, R-esultón, E-spañol, A-tractivo, S-iempre, E-fímero) y esta es la versión fina, la versión dura, que es la que tengo para cuando acaba el verano no puedo escribirla porque no sé si me dejarían seguir con el blog.
Que no se ofendan los extranjeros pero los busca españoles porque cree que hay más posibilidades de quedarse con él…. inocente.
Todas las películas recrean estos amores como los que marcan tu vida, y algunos son el amor para siempre (un ejemplo muy reciente “La última canción”). A mi el final me da lo mismo, lo de antes no está mal de vez en cuando…así que “Sandy” vivirá sus 20 días de gloria con Danny y el año que viene…ya veremos.
Me apuesto lo que queráis que el final no voy a ver a los dos volando en un coche en mitad de un parque de atracciones.
Aguanbabuluba, bulambam bum….
Besetes
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